Los valores de emisiones pueden modificarse.
Pueden producirse averías en el funcionamiento.
Pueden originarse daños derivados.
La seguridad de funcionamiento del vehículo no está garantizada en cualquier caso.
Pida que ajusten los neumáticos, el tren de rodaje y los sistemas de frenos y de refrigeración del motor a la potencia del motor aumentada.
Pida de nuevo la certificación del vehículo.
Comunique la modificación de la potencia a la compañía de seguros.
De lo contrario, la homologación del vehículo y la protección otorgada por el seguro quedarán anuladas.
Si vende el vehículo, informe al comprador de las modificaciones realizadas en la potencia del motor del vehículo. De lo contrario, puede —en función del legislador— ser sancionado.